Laguna Captrén en Invierno: Explorando Conguillío

Conguillío es, sin duda alguna, uno de los Parques Nacionales más bellos de Chile y populares de Chile. Ya sea por la cantidad y calidad de sus atractivos, por el fácil acceso o por conseguir la clásica postal del Llaima desde las Araucarias en el Sendero Sierra Nevada, razones sobran. La gran mayoría de sus actividades se concentran por la portería Truful Truful (Melipeuco), aún cuando en la portería norte (Curacautín) está una de sus principales bellezas: La Laguna Captrén.

Sin embargo, llegar a Captrén es algo más difícil de lo que a uno le gustaría. En verano y en otoño se llega sin problemas desde Curacautín. También es posible llegar entrando por Truful Truful, pero con auto con doble tracción, principalmente por la cuesta que se debe remontar pasando el Lago Conguillío, en la que el estado del camino no es bueno producto de los crudos inviernos de la zona.

¿Y en invierno y primavera? Desde Truful Truful ni pensarlo, pero desde Curacautín es posible con algunos resguardos. En este relato, un intento para llegar a la laguna desde Curacautín.

Día 1: Primer intento

El primer día que intentamos ir, salimos por Curacautín por la ruta R-925-S, en dirección a Captrén. Hasta destino son 35 kilómetros en total. De estos 35, los primeros 22 están absolutamente pavimentados y en buen estado, hasta llegar al puente El Colorado. De acá en adelante el camino es de ripio, con muchos baches durante el primer kilómetro. Poco más allá, en la bifurcación se debe seguir en la dirección que indica “Conguillío” en un letrero caminero verde.

Aproximadamente en el kilómetro 28 llegamos a la guardería de CONAF. Lo primero, y más importante: Las entradas para Conguillío se DEBEN comprar por el sistema ASP Ticket, porque CONAF ya no vende entradas físicas para muchos de sus parques, Conguillío incluido.

En la portería nos recibió la guardaparques, quién nos comentó que el camino hacia la laguna estaba habilitado solamente por los siguientes 4 kilómetros para vehículos, ya que en los últimos 3 la nieve impedía el paso. Como teníamos entrada comprada nos permitió seguir en el auto, ver el estado, y si decidiésemos que no se podía seguir, entonces bajariamos y no nos cobraría la entrada (otro dato importante: Las entradas compradas por ASP Ticket se pueden cambiar de fecha a través de la página si por alguna razón no fuese posible usarlas).

Con la venia de la guardaparques, pero también con su advertencia, seguimos en el auto. En el kilómetro 3 comenzó a aparecer la nieve, y exactamente en el kilómetro 4 (kilómetro 32 del total de los 35) es donde ya no pudimos continuar. Aún con doble tracción, la profundidad de la nieve caída hace poco hacía peligroso continuar, por lo que decidimos bajar, avisamos en la portería que desistimos del plan y abortamos la misión. Decidimos que debíamos volver, pero ahora con raquetas de nieve para los 3 kilómetros finales.

Día 2: Segundo intento

Cuatro días después del primer intento, nos equipamos con raquetas y bastones, equipamiento que arrendamos en un rental de skis antes de llegar a Corralco, por $12.000 por persona por día (Raquetas + 2 bastones por cada persona). Hicimos exactamente la misma ruta que en el primer intento, pasamos por la guardería donde avisamos a lo que íbamos, mostramos las entradas que no usamos el día 1 y continuamos. Los guardaparques nos avisaron que, por el momento, somos los únicos que han ingresado durante el día.

Nuevamente, en el kilómetro 4 se nos hizo imposible seguir. La diferencia es que ahora estacionamos el auto, nos equipamos con las raquetas, nos abrigamos bien y continuamos a pie. El clima nunca nos acompañó del todo ya que estaba muy cubierto, a veces llovía, otras nevaba, por lo que la visibilidad no era mucha; sin embargo, no creo que uno pueda esperar algo muy distinto yendo al sur en invierno.

Camino vehícular, cubierto de nieve

El camino vehicular cubierto de nieve sigue bordeando las faldas del llaima, por un bosque que intermitentemente se va cerrando y se va abriendo, donde la nieve acumulada va aumentando hasta llegar aproximadamente al metro de hondo en algunas zonas. Al final del bosque apareció un claro de unos 300 metros de largo, donde vemos unos carteles a lo lejos que nos hacen pensar que ya estábamos cerca del destino. Y así fue, poco más allá del claro, y aproximadamente una hora y media después de comenzar a caminar llegamos a la Laguna Captrén, y la escena nos impactó profundamente: La laguna está completamente congelada, con un manto blanco homogéneo, suave y hermoso encima, sobresaliendo algunos troncos a través de este.

Araucarias en el claro

El espectáculo no necesita más que parar a contemplarlo durante un rato, a disfrutar del silencio y del viento helado mientras el clima inclemente nos lo permita. Seguimos un poco más allá por el sendero que nace de la laguna hasta un pequeño mirador, donde descansamos un poco, sacamos algunas fotos más, y decidimos emprender regreso. El clima comenzó a empeorar y a bajar la visibilidad, por lo que no hubiese sido prudente esperar más por el retorno.

Laguna Captrén congelada

El camino de regreso es el mismo que el de ida, pero ahora con la pendiente a nuestro favor, por lo que nos demoramos cerca de 50 minutos en volver al auto, mojados y helados, pero con una sonrisa de oreja a oreja. Antes de partir abrimos unas galletas y comimos huevos duros con harta sal, 3 por cada uno para ser precisos, alto remate para un gran día antes de tomar el camino de vuelta a Curacautín. Y, por si cabe la casi nula posibilidad de que alguien se haya preguntado si en el resto del día hubo más gente en el sector de Captrén, acá la respuesta: No, finalmente fuimos los únicos.