Vino a escala humana en el Valle del Elqui: Cavas del Valle

Lo primero, y muy importante: Este artículo no es una colaboración pagada. Simplemente visitamos el lugar y nos pareció genial escribir sobre aquello.

Ahora sí, a lo que vinimos: La viña Cavas del Valle es un proyecto innovador, que busca incluir el Valle del Elqui, una zona tradicionalmente pisquera, en el mapa vitivinícola de Chile. Se estableció en el año 1996 y desde sus orígenes ha buscado elaborar vinos de muy buena calidad. Uno de sus rasgos diferenciadores es la apuesta a nivel de cepas, ya que el clima extremo (más de 300 días de sol al año) no permite el cultivo de la mayoría de cepas clásicas que se usan para la producción tradicional del vino debido a la delgada piel de la uva y el estrés que sufre por la exposición directa a la radiación solar. Una que destaca es la Moscatel Rosada, cultivada a mano para mayor calidad del producto.

Otro rasgo propio y diferenciador de Cavas del Valle es que todo es muy natural: los desechos de la producción son convertidos en compost que se incorpora al suelo, se ocupan ovejas para el control de malezas y estas mismas proveen guano como fertilizante. Las condiciones climáticas también ayudan mucho en este sentido ya que impide la aparición de hongos cómo la Botrytis, haciendo que el cultivo esté libre de agroquímicos. Este enfoque sustentable y amigable con los suelos es algo que uno como consumidor agradece y premia, y que va en la dirección correcta, con una crisis climática pisándonos los talones.

Corredor de la casa tradicional donde opera la viña

Esperando que ya se hayan hecho una idea de cómo funciona la viña y de sus particulares cualidades, entonces vamos con la visita. Fuimos un día Sábado de febrero, en vacaciones de verano, por lo que la afluencia de público es mayor que los días de semana. Llegamos alrededor del medio día y apenas nos estacionamos se nos ofreció tomar el tour guiado que en breve comenzaría. Este es gratis y se ofrece una degustación de vinos al final con una copa por familia/grupo (en caso de querer otra copa, esta hay que pagarla). Los vinos ofrecidos en la cata no son siempre los mismos, y van variando según disponibilidad, pero ya entraremos en más detalles sobre esto. La duración del tour es de entre 30 y 45 minutos, en función del tamaño del grupo y la cantidad de preguntas.

Producción y almacenaje del vino:

Esta es la primera etapa del tour, en donde nos contaron de forma breve la historia de la viña y como es el proceso de producción del vino. Es notable la sensación de frescura que se da al entrar a esta habitación de la bodega, que es una casa tradicional de mediados del siglo XIX restaurada y mantenida en excelentes condiciones. En el exterior, en un día de verano, fácilmente se pueden alcanzar temperaturas sobre los 30°C y son los muros de adobe de 80 cm de espesor los que actúan como barrera aislante, permitiendo tener una temperatura agradable y estable a lo largo de todo el proceso de fabricación (algo muy necesario en los vinos).

Por el lado de la producción, dentro de esta sala se encuentran múltiples cubas de acero inoxidable para fermentar y macerar los mostos. Los mostos son el jugo de la uva, su piel, semillas y tallos. También se encuentra la despalilladora, que separa la uva del esqueleto del racimo. En esta misma sala se envasa el vino, y si bien se tienen algunas máquinas como una encorchadora o una envasadora, entre otras, es muy importante mencionar que se mantiene el trabajo humano y artesanal en la producción y en el manejo de las múltiples máquinas involucradas, lo que genera un impacto positivo en el medio, generando puestos de trabajo locales.

Cubas de acero utilizadas en fermentación y maseración de los mostos

Guarda del vino:

Siguiendo el tour, nos movimos a la siguiente etapa, en donde visitamos otra magnífica habitación de la tan bien mantenida casona: La Sala de Guarda. Al entrar y ver las barricas uno puede sentir el cariño y dedicación que se pone en cada una de ellas, perfectamente cuidadas para que el producto final sea de una altísima calidad.

Se nos hizo una descripción del proceso de guarda, y las distintas etapas involucradas. También se nos mencionó las distintas barricas que se utilizan durante el proceso, sus características y la importancia de la porosidad de la madera en la búsqueda de un producto final de alta calidad. Sin duda, la estrella del proceso de guarda del vino son las barricas T5 de roble francés.

Finalizando la etapa de guarda, se aprecia una puerta hacia un subterráneo, lugar donde se guardan los vinos ya embotellados en su etapa final, previo a ser comercializados. La duración de esta etapa de almacenaje varía para cada categoría del vino según el siguiente detalle:

• Reserva: 6 meses mínimo de guarda en botella
• Gran reserva: 12 meses mínimo de guarda en botella
• Premium: 24 meses mínimo de guarda en botella.

Barricas utilizadas para la guarda del vino

Degustación final:

Cómo etapa final de este tour visitamos un sector de la casona dedicado a la degustación del vino. En esta oportunidad probamos 4 productos: Late Harvest, Espumante, Ensamblaje de Syrah y Late Harvest tinto. A pesar de que mi conocimiento del mundo vitivinícola es reducido, encontré sumamente interesante el tener la oportunidad de probar distintas variedades bajo la guía de alguien que sí sabe, habiendo conocido todo el proceso por el cual pasa la materia prima antes de convertirse en los 4 productos que terminamos degustando. Además, honestamente, no sabría evaluar un vino como corresponde, pero puedo decir con toda propiedad que todos ellos, a mi juicio, eran realmente buenos, logrando diferenciar sus características distintivas, sus sabores y las sensaciones que provocan.

Laguna artificial ubicada en las dependencias de la viña

Una vez finalizado el tour, visitamos la sala de ventas. Los vinos tienen un costo entre $8.000 y $10.000 en promedio aproximadamente (hay vinos más caros). En esta oportunidad compré 2 Late Harvest y 2 Malbec para llevar de recuerdo por un total de poco más de $36.000.

A pesar de que el tour es relativamente corto, no quedamos con la sensación de que nos hubiese faltado ver más, y nos volvimos contentos por haber elegido Cavas del Valle y no otra pisquera o viña para hacer un tour. El Valle del Elqui es una zona conocida y popular, desde hace muchos años, donde abundan destinos que verano tras verano se repletan de turistas, y que colman nuestras páginas de inicio en Instagram. Es en este contexto que la Viña Cavas del Valle nos demostró una máxima del turismo de masas: Aún cuando el destino sea popular, el que busca, averigua y se informa siempre encontrará pequeños tesoros escondidos que visitar. No hay que ser un conocedor de la enología ni tampoco andar en busca de productos de calidad de exportación para poder disfrutar estos tours, mal que mal, si el objetivo fuese solo la calidad, en supermercados y tiendas especializadas de la ciudad se pueden encontrar sin ir tan lejos. Lo de Cavas del Valle, y en general lo del Elqui, es distinto: Es empaparse del proceso de fabricación, de industrias donde aún abunda el componente humano y artesanal, de proyectos forjados en base a perseverancia, resiliencia y, sobre todo, amor por lo que se hace y de entender todas las cuidadosas etapas por las que debe pasar una materia prima antes de convertirse en el producto que consumimos. Esto es exactamente lo que se busca, y esto es exactamente lo que se logra.

PD: No quiero finalizar este relato sin hacer una mención especial a nuestra guía, quien hizo del tour algo entretenido, dinámico e interesante y que se notaba lo involucrada que estaba en todas las etapas del proceso y el cariño que sentía por el proyecto. Cómo se nota cuando existe compromiso y cariño por un objetivo colectivo.