Glaciar el Morado

Glaciar el Morado

Glaciar El Morado, a dos horas de la capital

Fecha de publicación: 14-Ene-2025

Fecha del viaje: 15-Dic-2024

Región Metropolitana

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En el corazón de la cordillera Santiaguina, y en medio de una zona transformada en polémica por el proyecto Alto Maipo, está el Parque Arenas, iniciativa privada de conservación y turismo ubicada en el Valle Las Arenas, y puerta de entrada para llegar al Glaciar Colgante El Morado, quizás uno de los más sencillos de acceder de la zona central de nuestro país.

¿Cómo llegar al Glaciar El Morado?

Desde la comuna de La Florida se debe tomar el “Camino al Volcán”, ruta principal que se interna por el Cajón del Maipo y continuar sin desviarse hacia el interior del Valle. El punto de referencia más cercano y último poblado con algún servicio es Baños Morales, sin embargo, no se debe acceder a este, y es necesario seguir otros 6,4 kms hasta otra bifurcación después de un puente, donde, junto a un estacionamiento que constantemente está lleno de autos, se debe tomar el camino de la izquierda e internarse por una ruta interior. Al cabo de 2 kilómetros se llega al Puente la Engorda, donde se encuentra la caseta de acceso al parque, y 2 kilómetros más allá, el último estacionamiento antes de comenzar la caminata.

- Inicio del relato -

A pesar de que, al hablar de glaciares, siempre se nos viene a la mente el sur, y principalmente la Patagonia, en realidad estos formidables reservorios de agua están más cerca de lo que solemos creer. Dadas las características de nuestra cordillera central, es que desde la región de Coquimbo hasta la de O’higgins, son varios los glaciares cordilleranos que se pueden contar, y la región Metropolitana no es la excepción. En Santiago hay glaciares, y varios; la mayoría son de difícil acceso (de hecho, esta es una de las principales críticas que se hacen al recientemente creado Parque Nacional Glaciares de Santiago), sin embargo, hay algunos de ellos que no lo son tanto. Uno de ellos es el Glaciar Colgante El Morado, que hoy nos convoca.

El Valle de Las Arenas, que es una de las zonas con alta concentración de glaciares de la capital, lleva ya varios años envuelto en polémicas y discusiones por el uso que se le debe dar al agua que las altas cumbres entregan. En concreto, es en esta zona donde se emplazan las obras principales del polémico proyecto “Alto Maipo” que busca generar hidroelectricidad de pasada bajo el concepto de “energía limpia” o “renovable” como plantean los defensores del proyecto. Y es en esta misma zona donde se encuentra el Parque Arenas y el Glaciar El Morado, en una coexistencia, a lo menos, compleja.

Por otra parte, el Parque Arenas, iniciativa privada de conservación y turismo, es quien administra el acceso hacia el glaciar y otros atractivos cercanos (la caminata al glaciar no es lo único que se puede hacer en la zona). A decir verdad, y a modo de opinión personal, el rótulo de “Parque” aún no está completamente justificado, al menos por el momento, ya que la entrada que se cobra (que no destaca por su bajo costo) no está acorde con los servicios ofrecidos. Un portero que no cumple la función de guardaparques, una caseta de ingreso con un solo baño, caminos y estacionamientos (probablemente mantenidos por Alto Maipo) y alguno que otro monolito con algo de información respecto al kilometraje del sendero es casi todo lo que ofrece se ofrece. De programas y políticas de conservación, charlas e información básica para el visitante, y demarcación de los senderos en zonas complejas, no hay absolutamente nada. Esperamos que estas carencias tengan que ver con la autodenominada “fase inicial” del Parque para los primeros años, tal como dice en su página web, y no de una característica que se mantenga en el tiempo, lo que pondría en duda el carácter de “Parque” y lo convertiría en otro caso más de un mero “pago por acceso”, de los cuales, lamentablemente, ya conocemos tantos ejemplos a lo largo de nuestro país. Pueden encontrar toda esta información en la web del parque. En este caso y atendiendo a los argumentos esgrimidos en su web, les damos el beneficio de la duda.

Dicho lo anterior, vamos, ahora sí, a nuestra experiencia…

Partimos un domingo temprano, a eso de las 7 de la mañana desde el centro de Santiago, y dos horas y media después, a las 9:30 de la mañana, estábamos en la garita de acceso al Parque en el Puente La Engorda. Desde nuestra casa hasta el desvío a Baños Morales son aproximadamente 85 kilómetros, y desde este punto hacia la bifurcación donde se debe salir del camino principal son otros 6,4 kilómetros más. El desvío para tomar el camino interior que lleva al parque es claro, y se encuentra 100 metros más allá del puente que cruza el Río El Volcán en la ruta principal, y siempre hay muchos autos en la zona de estacionamiento por las cabalgatas y el queso de cabra que alli se ofrecen; difícil es perderse. Desde la bifurcación hasta el Puente La Engorda son otros 2 kilómetros por un camino secundario en buen estado, y es aquí donde se debe pagar la entrada (en efectivo) y hacer el registro con el guardia de la portería. Desde este punto, aún existe la posibilidad de avanzar otros 4 kilómetros por un camino de ripio en buen estado hasta el último estacionamiento previo a la caminata. Es recomendable hacerlo porque este último tramo acumula unos, aproximados y no despreciables, 300 metros de desnivel.

Desde el estacionamiento, desde el cual partimos faltando para las 10 de la mañana, el sendero es claro, y los primeros metros transcurren por un camino de autos, para luego desviarse por una senda exclusiva para caminata. La primera mitad del sendero es de una pendiente suave, pero constante, y a pesar de que visualmente no es mayormente notoria, el cuerpo de a poco la va sintiendo. También, aunque los primeros kilómetros no sea visible, a nuestra derecha nos acompaña siempre el Estero El Morado, y en la medida que se va ganando altura, el agua comienza a verse, sobre todo en retrospectiva.

Valle del Estero El Morado

Valle del Estero El Morado

Durante la segunda mitad del trayecto se debe cruzar pequeños afluentes del estero principal, los que se pueden aprovechar para una parada de refresco y mojarse la cara o la cabeza (la posibilidad de beber el agua de los esteros queda a criterio de cada uno). Ninguno de estos esteros reviste de mayor peligro, puesto que son de poco caudal, y la posibilidad de un aumento considerable de flujo de agua producto de los deshielos durante las tardes, que pudiese generar algún riesgo, es casi nula.

Un poco más allá de la mitad de la ruta, la pendiente comienza a aumentar, aparecen piedras sueltas en el camino, y en algunos puntos se pierde por completo el sendero (es en estos puntos donde se agradecería alguna indicación algo más clara para evitar tomar caminos equivocados y no cansarnos innecesariamente y tampoco dañar suelos de forma gratuita). A pesar de que cada vez va quedando menos, es esta zona la más exigente, y conviene tomarla con calma y caminar a un ritmo lento pero constante.

En algunos tramos, sobre todo de la parte alta, para la fecha en la que visitamos el parque (diciembre) aún quedaban algunos manchones de nieve interrumpiendo el sendero, en los que nunca está demás tomar algunos resguardos adicionales para evitar torceduras y resbalones innecesarios al caminar en nieve y hielo. Dejando de lado esto, algunas zonas con piedras sueltas y lo mucho que pega el sol en la cordillera, la caminata, fuera de lo cansadora, no es compleja ni riesgosa.

Ya habiendo ganado la mayor parte del desnivel, y faltando poco más de un kilómetro para llegar al glaciar y su laguna, entonces se abre ante nosotros una panorámica de todo el lugar y de las muchas cumbres de la zona, con más glaciares colgando hacia el fondo de la visual. Esta panorámica representa todo lo que es nuestra cordillera central, y que a veces tanto nos cuesta conocer y visitar, aún estando tan cerca. Cumbres nevadas, cerros de distintos colores, glaciares colgantes, valles altoandinos esculpidos por tímidos arroyos e imponentes paredes de roca son un escenario constante y recurrente en los muchos kilómetros de largo que abarca nuestra cordillera de la zona central.

Glaciares en las altas cumbres de Santiago

Glaciares en las altas cumbres de Santiago

Y así, paso a paso, y algo cansados, afrontamos el último kilómetro de caminata, con 200 metros de desnivel aún por remontar. Sin embargo, aun con el cansancio a cuestas, llegamos, y frente a nosotros teniamos el Glaciar Colgante El Morado, y la laguna que se forma a sus pies, aún congelada, y con témpanos flotando, producto de la nieve que sobrevive del invierno, y de los hielos que se desprenden del glaciar mismo.

A pesar de que durante todo el trayecto vimos mucha gente, en la laguna prácticamente no había nadie. Quizás porque la orilla es extensa y alcanza para todos, o quizás porque hay grupos que continúan caminando más tiempo hacia otros glaciares o hacia las cavernas de hielo que se encuentran más allá del Morado. Sea cual sea el motivo, siempre se agradece poder disfrutar de la naturaleza en algún grado de soledad y tranquilidad.

Glaciar Colgante El Morado y laguna a sus pies

Glaciar Colgante El Morado y laguna a sus pies

Habiendo comido, hidratado, y hasta dormido, una hora después de haber llegado, entonces partimos con nuestro camino de retorno, por exactamente la misma ruta por la que llegamos, acompañados todo el trayecto por los revoltosos y traviesos cometocinos, y en la que, de vuelta, el sendero se hizo algo más claro que en la ida, evitando así tramos innecesarios que anteriormente tomamos en la confusión de no ver la senda con total claridad. De cualquier forma, el sol, la pendiente y el esfuerzo físico nos terminaron pasando la cuenta, volviendo agotados al auto. Sin embargo, siempre queda alguna sorpresa, y cuando ya dábamos por cerrada la aventura, algo más allá del Puente La Engorda, pasaron encima nuestro, a unos 5 metros de altura, 5 cóndores, flotando, casi estáticos, en las corrientes de aire cordillerano. Broche de oro para un buen día conociendo nuestra cordillera central, nada más, nada menos.

Cometocino

Cometocino

Son los glaciares nuestras reservas de agua en épocas estivales, y como tal, es importante que los conozcamos. Dónde están, cómo son, lo drástico de su retroceso en los últimos años, qué actividades productivas los amenazan y cómo podemos cuidarlos, sobre todo si están tan cerca de nosotros, a 2 horas de la capital. Sin embargo, a pesar de que una iniciativa privada de conservación siempre es una buena noticia, me quedo con sensaciones encontradas producto de los servicios que hoy por hoy ofrece el Parque Arenas considerando el costo de la entrada, y es de esperar que esto solo obedezca a una etapa inicial de su funcionamiento, y no a una política a largo plazo. De cualquier modo, llegar al Morado y verlo colgar de entre las montañas es un obligado de Santiago y la zona central, y nada empaña la experiencia de contemplar un glaciar altoandino cayendo sobre una laguna congelada.

Cóndores en los Andes centrales

Cóndores en los Andes centrales

- Fin del relato -

Información útil

  • En teoría, para el ingreso al parque, se debe enviar correo con los asistentes de forma previa, y llevar efectivo para pagar la entrada en la portería. Sin embargo, en la realidad, es posible ingresar sin registro previo pagando la entrada en la portería. Más información en su web.
  • A día de hoy (2025) el precio por persona es de $5.000 y $10.000 por auto.
  • En el trayecto no hay agua que sea oficialmente bebestible, por tanto, se recomienda llevar una cantidad razonable, dado que se consume bastante agua durante el trayecto, o bien, bajo responsabilidad propia, beber la de alguna vertiente que se vea lo suficientemente transparente.
  • En zonas donde se pierde el sendero, es importante evaluar antes cuál dirección tomar, en muchas zonas no es tan claro.
  • No es necesario un vehículo con doble tracción para llegar hasta el último estacionamiento, por tanto, se recomienda llegar hasta allí en auto.
  • No hay charla ni información por parte del guardaparques. Se recomienda leer información en el sitio web u otras páginas para llegar con más claridad a caminar.
  • A pesar de los nombres similares, no se debe confundir con el Monumento Natural El Morado, administrado por Conaf, y al cual se accede por Baños Morales. Es otra zona de conservación, cercana, que, sin embargo, llega al glaciar San Francisco, no al Glaciar El Morado.

Cómo nos preparamos

  • Para comer y beber: abundante agua, ración de marcha (pan con queso, plátano, manzana, frutos secos y un Snicker).
  • Ropa liviana, pero cubriendo la mayor parte del cuerpo. La radiación UV es alta y el riesgo de quemaduras solares es mucho.
  • Gorro de ala ancha.
  • No llevamos bastones de trekking, sin embargo, en algunas zonas nos podrían haber sido útiles.
  • Zapatos para trekking. Ideal que sean de caña media o alta, para evitar doblarse los tobillos en las zonas de roca suelta.

Historias y relatos únicos en los que buscamos transmitir nuestras experiencias y vivencias para que quien lea estos articulos le sea de utilidad en sus futuros viajes

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