Laguna del Bayo

Laguna del Bayo

En las profundidades de la Puna de Atacama - Parte 1

Fecha de publicación: 13-Dic-2023

Fecha del viaje: 17-Ene-2019

Región de Atacama

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En la vasta tierra de Atacama, nos aventuramos, ahora sí y después de 2 intentos previos, a llegar a las Lagunas del Jilguero, del Bayo y Bravas, en uno de los lugares más recónditos de la región.

- Inicio del relato -

Anteriormente, años antes de este viaje, intentamos dos veces llegar a las profundidades de la Puna de Atacama, al interior de Copiapó y Diego de Almagro. Cada vez intentamos avanzar un poco más que la anterior, para ir ganando conocimiento en un terreno complejo, en el proceso natural de aprendizaje, hasta sentirnos preparados ahora en el tercer intento para llegar a las lagunas del Jilguero, del Bayo y Bravas. Y lo logramos… o en su gran mayoría.

Día 1: De El Salvador al Bayo

Habiendo ya comprado los víveres y suministros necesarios (ver la información útil más abajo), salimos temprano en la mañana desde El Salvador enfilando en dirección a la cordillera por la ruta C13 durante unos 35 kilómetros aproximadamente. En el trayecto el camino gana y pierde altura continuamente, remontando los desniveles tan propios de nuestra cordillera. Ya al cabo de 45 minutos entonces es momento de dejar la ruta C 13 y tomar la C173, nuevamente en dirección a la cordillera. Uno de los puntos de referencia, es que se alcanza una bifurcación en punta de diamante, ubicada en una meseta de altura, y desde donde se puede ver la fundición de Potrerillos, propiedad de Codelco. Hasta esta zona el camino es bastante sencillo, y fuera de los muchos camiones que transitan la ruta C 13 producto de la actividad minera, no existen mayores complejidades.

Vista de los cerros cerca de Potrerillos

Vista de los cerros cerca de Potrerillos

Ya tomando la ruta C 173 el camino se torna algo más complejo, pero nada que no hayamos hecho antes, porque todas las veces que anduvimos por la zona tuvimos que pasar por la misma ruta para llegar a destino. De esta parte del recorrido, y sus 32 kilómetros hasta la bifurcación al salar de Pedernales, la mayor altura se alcanza en la cuesta Montandón a unos 3700 m.s.n.m., y donde, además, en una de sus curvas y con algo de paciencia, se pueden encontrar numerosos fósiles, vegetales y animales. En este trayecto el paisaje comienza a cambiar desde el desierto puro a formas más propias del altiplano, con vegetaciones bajas y cerros de formas suaves y contorneadas.

La 3a parte del trayecto comienza en la bifurcación que hay al bajar la cuesta Montandón, donde se debe elegir entre doblar a la izquierda (continuar ruta C 173) o doblar a la derecha (ruta C 189). En nuestro caso continuamos por la misma ruta C 173 en dirección hacia el gran salar de Pedernales. Luego de unos pocos kilómetros, este se descubrió antes nosotros entre los cerros que rodean el camino, con el imponente volcán Doña Inés al fondo. Desde la bifurcación anduvimos casi 17 kilómetros hasta dejar la ruta C 173 e internarnos por un camino interior del salar, que lo cruza en línea recta de un lado a otro en aproximadamente 22 kilómetros de trayecto. En general es un tramo en buen estado, de ripio y que llegando al otro extremo del salar tiene algunos desniveles y badenes que se deben cruzar.

Cruce del salar de Pedernales

Cruce del salar de Pedernales

Saliendo del salar, tomamos rumbo norte, en busca del camino que ingresa a la quebrada Panteón de Aliste. La quebrada es bella, y también extraña. En algunos tramos se encajona considerablemente, con grandes rocas amenazando con caer sobre el camino. En otros tramos se abre para dar paso a un hermoso y pequeño bofedal de acolchados verdes en medio de la inclemencia del desierto. La quebrada Panteón de Aliste es extraña y bella en sus 6 kilómetros de extensión, y vale la pena cada segundo que uno baje del auto para contemplarla antes de salir al altiplano, y al comienzo de la parte más exigente de la aventura.

Al salir de la quebrada, volvimos a encontrar un camino mucho más demarcado que viene del norte, y continúa al sur, bordeando el cerro Panteón de Aliste, mientras, lentamente pero de forma constante, baja algunos metros. Al sureste, y en la lejanía, se ve, en una imagen algo surreal, el recóndito salar de Piedra Parada, el que sería nuestro próximo destino.

Salar de Piedra Parada al fondo

Salar de Piedra Parada al fondo

Al llegar a Piedra Parada, una vez más, nos desviamos del camino principal para tomar una huella que se interna al corazón del salar. En esta zona son muchas las huellas de vehículo que se ven en el horizonte, paralelas y cruzadas entre ellas, sin embargo, como siempre, lo más sensato es seguir la huella más demarcada. En nuestro caso, la huella que tomamos se fue bordeando el salar por su borde sur hasta llegar a una pequeña loma llena de piedras y arenales, la que debimos cruzar para continuar el camino.

Es mientras bajamos esta loma, que al otro lado comienzan a aparecer las Lagunas del Jilguero, las que se pueden encontrar con o sin agua dependiendo de la temporada y del año. La vez anterior que intentamos esta aventura este fue el punto más lejano al que nos atrevimos a llegar, y las lagunas estaban secas, dando la impresión de ser dos salares más que lagunas. Hacia el fondo, el invierno altiplánico amenaza con un cielo oscuro, cargado de agua y de tormentas eléctricas, por lo que decidimos seguir apurando el tranco para establecer el campamento antes del anochecer.

El tramo que sigue posterior a las Lagunas del Jilguero hacia la laguna del Bayo fue probablemente el peor de todos, pasando por complicados arenales, que cubren suelos duros llenos de calamina. Por suerte, esto solo sucede los primeros kilómetros después de las lagunas del Jilguero, y a posterior la huella se normaliza y deja atrás los incómodos arenales.

A eso de las 5 de la tarde llegamos a uno de nuestros objetivos finales: la laguna del Bayo, a 4240 m.s.n.m. y a los pies de la imponente Sierra Nevada de las Lagunas Bravas, uno de los tantos seismiles de la gran cordillera de Atacama. De color azul turquesa intenso, y con la sierra nevada de fondo, sin duda alguna, debe ser una de las lagunas más impresionantes del altiplano chileno. Con el clima amenazante en dirección hacia Argentina nos acercamos a la orilla a armar el modesto campamento, y con el pasar de la tarde, el cielo que se vió negro y peligroso, ahora se abría y daba paso a un atardecer impactante y colorido, con el cielo quemándose y todo este espectáculo reflejado en las tranquilas aguas de la laguna.

Estableciendo el improvisado campamento

Estableciendo el improvisado campamento

Luego de comer y caminar un poco, y con la noche ya sobre nosotros, cerramos el día, aún con alguna cuota de miedo por la posibilidad de que algún relámpago impactara en nuestras cercanías producto del mal clima de la tarde. Por suerte no pasó nada, y nuestro peor problema fue algo de viento y frío, no mucho más, no mucho menos...

Atardecer en el Bayo

Atardecer en el Bayo

- Fin del relato -

Información útil

  • Desde salvador no existe otro punto donde recargar bencina, es imprescindible contar con al menos un bidón de combustible extra.
  • En la gran mayoría del trayecto no existe cobertura de celular, solo en el inicio, y luego en Maricunga.
  • El clima del altiplano es variable y severo, jamás se debe tomar a la ligera, y siempre conviene tomar resguardos excesivos y pecar de exagerado que de descuidado.
  • Es necesario que quien conduzca tenga conocimiento de terrenos de estas características, si bien en su mayoría son caminos en buen estado, existen zonas puntuales donde hay riesgo real de hundirse o quedar detenido en el auto (arenales y pasadas por ríos).
  • Lo ideal es siempre ir en dos autos, por sí alguno presenta problemas. Si esto no se puede, un teléfono o mensajero satelital es muy útil. Y en 3er lugar, si no se cuenta con ninguna de las dos opciones, llevar un plan de emergencia muy preciso y bien informado a parientes u otra gente, para que sepan qué acciones tomar en distintos casos.
  • La cantidad de caminos en el norte es muy variable, producto de la actividad minera y sus prospecciones, por tanto, lo que uno ve en internet suele estar desactualizado. Considerar esto, ya que caminos nuevos no contemplados pueden tender a confundir a alguien con poca preparación.

Cómo nos preparamos

  • En cuanto al auto, debe ser con tracción 4x4, ojalá con caja reductora para tracción lenta, aun cuando casi no se utilice. Se debe considerar dos neumáticos de repuesto, uno es muy poco, sobre todo si se debe andar por zonas pedregosas. Chequear el estado de la batería antes del viaje, el frío les castiga el rendimiento y empujar a 4300 msnm nunca es opción.
  • En cuanto a los víveres, consideramos varios bidones de agua, ya que por la alta cantidad de metales el agua no es bebestible en ríos o lagunas. Respecto a la comida, siempre considerar unos dos o tres días adicionales de víveres al tiempo programado de viaje.
  • En cuanto al trayecto, buscamos mucha información, pasamos muchas horas en Google Earth, descargamos mapas sin conexión de la zona y estudiamos cuidadosamente la ruta. En general otros mapas satelitales son mejores que el Earth para esta zona en específico, porque tienen fotos más actuales (por ejemplo el visor de caminos del MOP).
  • En cuanto a la ropa y equipo de montaña, nada demasiado extremo. Un buen saco de dormir para aguantar temperaturas cercanas a los 0°C, más los implementos típicos como bandana, parka, primera capa, polar, gorro, guantes, etc.
  • En cuanto al plan de emergencia, en ese entonces no teníamos algún comunicador satelital, por lo que llevamos un plan de emergencia con tiempos muy bien trazado, con mucha gente enterada del itinerario y las instrucciones claras de qué hacer en caso de no cumplirse. A día de hoy contamos con un mensajero satelital que sirve para reportarse y para dar aviso en caso de emergencia vía sms.

Historias y relatos únicos en los que buscamos transmitir nuestras experiencias y vivencias para que quien lea estos articulos le sea de utilidad en sus futuros viajes

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