3 días caminando en Tagua Tagua - Parte I

Preparación previa y día 0: Antes de comenzar

Antes de la parte entretenida viene lo aburrido: Coordinar la logística y prepararse. Lo primero (y muy relevante), es que el parque Tagua Tagua es un parque privado, que no tiene acceso por vía terrestre, por tanto, la manera de visitarlo es agendar una visita previamente, que puede ser por el día o con alojamiento dentro del parque. Toda la información sobre la reserva la pueden encontrar en su sitio web . Nosotros reservamos la entrada con el derecho a alojar dos noches en el refugio Alerces, a la orilla de la laguna Alerces, postal muy típica de fotos de instagram. En la fecha de la visita, esto costaba $75.000 por persona, e incluía la entrada al parque, el derecho a alojar en el refugio (compartido con más gente), y el traslado ida y vuelta en lancha desde Puerto Maldonado. ¿Qué no incluye? Comidas, tours privados, alojamiento privado. Esta reserva la realizamos dos meses antes de la visita, considerando que los cupos diarios al parque son limitados (42 máximo) y que hasta fin de febrero o mediados de marzo el parque es bastante demandado, por lo que es recomendable planificar con antelación el viaje.

Teniendo en cuenta los tiempos involucrados en la caminata y los horarios de la lancha que lleva al parque (sólo dos veces al día, una muy temprano en la mañana y otra en la tarde), entonces alojamos en Punta Canelo, en las Cabañas Tagua Tagua (por $45.000 la noche, un lugar bastante bueno), para poder salir a primera hora del día siguiente. El auto lo dejamos estacionado en las cabañas, previo acuerdo con la dueña de estas durante los 3 días que estaríamos fuera. Como información útil, mucha gente deja el auto en Puerto Maldonado al costado del camino, ya que no existe estacionamiento privado establecido. Nosotros como buenos Santiaguinos, tuvimos miedo de que alguna de las cosas que llevábamos en el auto pudiese tentar a los amigos de lo ajeno.

Ya instalados comimos, armamos las mochilas, cargamos las baterías de celulares y cámaras y pensando en el día siguiente y lo que se nos venía, nos fuimos a dormir. O casi, porque 10 minutos antes de apagar la luz nos llega un correo desde el parque avisándonos que la barcaza pública que cruza el lago Tagua Tagua al otro día saldría media hora antes de lo que estaba previsto. Primer punto importante: estar atento al celular y en contacto con el parque para asegurar que los horarios son los correctos y lograr coordinar la logística de los distintos transportes consecutivos que se necesitan para llegar al parque. Ahora sí, a dormir.

Día 1: Llegada al parque y subida al refugio

Nos despertamos a las 6 AM, ordenamos, guardamos, nos pusimos las mochilas y caminamos 5 minutos hasta llegar al embarcadero de Punta Canelo para tomar el transbordo hacia puerto Maldonado a las 7 de la mañana, con algo de frío, más sueño, pero por sobre todo, cuestionamientos de por qué estamos haciendo esto si podríamos estar cómodos en una cabaña disfrutando del sur; vaya a saber uno la respuesta. Para subir como pasajero al barco, se debe pagar alrededor de $500 por persona, y al contrario de los autos, no hay un límite de pasajeros, por tanto, no es por orden de llegada. Ojo que el transbordo sale si se llena de autos (lo que suele pasar en verano) por lo que la hora de salida no es fija.

Ya en Puerto Maldonado, bajamos del transbordador, y caminamos por la ruta por unos 300m hasta llegar a un embarcadero menor donde nos esperaba la lancha del parque. El trayecto en lancha no dura más de 15 minutos, la que va a toda velocidad surcando el oleaje del lago hacia la rivera del frente. Para llegar a la recepción es otra historia, y debe subir por unos roqueríos, que no dejan de ser complejos, apoyado por algunas cuerdas. Ojalá no ir con muchas cosas colgando para que la bajada de la lancha no sea compleja. Evidentemente yo hice exactamente lo contrario. No se asusten, sólo es difícil, no imposible.

Después de registrarnos con la guardaparques y recibir la inducción de rigor, nos ajustamos las mochilas, avisamos por celular que estaríamos sin conexión hasta el día subsiguiente, y partimos, aún con algo de frío. Ojo, que, según lo que comentan guardaparques y otros conocedores de la zona, la posibilidad de ver algún Pudú es mayor en los alrededores de la cabaña del guardaparques que más arriba, y que con algo de suerte pillarse con uno no es una hazaña. Lamentablemente la suerte no nos acompaño en esto.

Carteles de kilometraje del sendero

El primer kilómetro es de una pendiente considerable, y las primeras en acusar son las piernas. Pero a medida que se avanza, la pendiente se vuelve mucho más decente, a pesar de que todo el sendero hasta llegar al refugio sería principalmente en subida. Poco a poco el camino se transforma y comienza a internarse en un bellísimo y oscuro bosque, lleno de helechos y arboles gigantes. Mención especial para la funga presente en el parque durante los meses de marzo a abril, un espectáculo para quien quiera apreciarlo, con hongos de distintas formas y colores a lo largo de todo el trayecto.

Bosque en los 3 Puentes

El sendero tiene un total de 6,5 kms desde la cabaña del guardaparques, y está bien delimitado y señalizado, con carteles de avance cada 500m hasta llegar al refugio. En estos 6,5 kms hay pendientes fuertes, pendientes suaves, hongos, bosque, claros, una zona de derrumbe bastante impactante, un paso por el precioso sector de los 3 puentes, una turbera y una subida final por una zona llena de rocas y raíces expuestas, totalizando un desnivel de aproximadamente 600 metros entre inicio y final. El sendero no fue tan sencillo, sobre todo para gente sin experiencia como nosotros, y con el peso de las mochilas magnificando todo. Sin embargo, luego de 5 horas aproximadamente llegamos al refugio. Las otras personas que iban con nosotros en la lancha ya habían llegado hace un buen rato. No se asusten si no tienen experiencia en este tipo de caminatas, llega gente de todas las edades al refugio, con y sin experiencia. Algunos se demoran un poco más y otros un poco menos, lo importante es disfrutar el camino.

Laguna Alerces antes de la lluvia

El refugio tiene una ducha básica al aire libre, sin agua caliente, y llegando transpirados y cansados no dudamos un solo segundo en usarla. A pesar del frío que hacía, de lo helada del agua (realmente helada) y de lo básico de las instalaciones, debe haber sido de las mejores duchas que me he dado.

Antes que se largara a llover aproveché de sacar fotos a la laguna Alerces durante algún rato, pero el hambre de la agotadora jornada fue más, así que entramos a la cocina del refugio para preparar unas lentejas envasadas con cebolla y chorizo ahumado, un manjar de los dioses. Para aprovechar más aún la vista, las fuimos a comer a la mesa de la terraza con vista a la laguna, mientras el diluvio ya se dejaba caer y un curioso chucao merodeaba entre nuestros pies. Al final del día instalamos los sacos encima de las colchonetas del refugio, y a pesar de lo duras que eran, dormimos plácidamente hasta la mañana siguiente...